Después de un intenso episodio de búsqueda contrarreloj, los libros que Hija Menor tenía que devolver a la biblioteca, parecían haber pasado a la Dimensión Desconocida. ¿Dónde los había dejado? Su única respuesta era Ni idea, hasta que entre mis gritos y amenazas recordó adónde estaban.
Con los libros en la mano le dije sarcásticamente: Ahora te quiero más. ¡Uy! Tantos años leyendo la Ser Padres, para atacar de esa manera la delicada psique de una niña… Por lo cual agregué: Querer te quiero siempre, digamos que ahora me caés más simpática 🙂
Hija Menor me mira y responde: Ya sé que me querés siempre. A veces me querés y otras me querés matar.
¡Qué suerte que lo haya entendido!
Los gritos y amenazas no siempre funcionan para recordar; a veces producen el bloque mental. Y no te preocupes mucho por las psiques infantiles; para mí que no son tan delicadas como dicen tantos padres con complejos de culpa. Un beso.
Reconozco que es complicado el equilibrio entre dar algún estímulo para sacarla de Ni idea, sin llegar a aturdir a la criatura 😉
Besos
Y de la delicada psique de una madre repodrida quién se acuerda?
Los psicólogos, los abuelos, las notas sobre maternidad… para explicarle cómo casi todo lo que hace está mal.