– Acabo de tirar el paquete de papas fritas, – me informa Hija Menor
– Pero las acabamos de comprar. ¿Qué tenían? ¿Estaban feas?
– Estaban verdes.
– Pero no habría que tirarlas. Tendría que llevarlas para reclamar, -digo mientras me enrosco en pensamientos del tipo de «debería ir a que me las cambien» vs «no tengo ganas de volver», aderezado con «¿Cinco pesos son mucho o poco?
Hija Menor no tiene dudas:
– Es tu derecho. Si querés lo usás y si no, no.
Un enfoque brillante.