– Acabo de tirar el paquete de papas fritas, – me informa Hija Menor
– Pero las acabamos de comprar. ¿Qué tenían? ¿Estaban feas?
– Estaban verdes.
– Pero no habría que tirarlas. Tendría que llevarlas para reclamar, -digo mientras me enrosco en pensamientos del tipo de «debería ir a que me las cambien» vs «no tengo ganas de volver», aderezado con «¿Cinco pesos son mucho o poco?
Hija Menor no tiene dudas:
– Es tu derecho. Si querés lo usás y si no, no.
Un enfoque brillante.
Upalalero! Te mato con lo del derecho.
Pero si queres usarlo, te tendrian que avisar previo revoleo del paquete a la basura….. digo, no?
Y si, devanarme el cerebro con idas y vueltas, preguntas y repuestas con este tipo de planteos es una de mis principales habilidades.
Tu hija no da algun tipo de taller para sacarse este tipo de obsesiones de encima?
Debería, ¿no? Nos anotaríamos unos cuantos…
Besos
Claaro, tal cual! Es genial! TENÉS el derecho, pero las obligaciones son las que se cumplen sí o sí, no los derechos… está bien planteado por Hija Menor! Aunque como dice Caffe, un minutín antes tenías la opción de barajar el paquete y recuperar los cinco mangos si querías. SI QUERíAS.
Btw, no me siento tan sola: yo también dejo pasar esos «derechos» porque me da mucha fiaca volver a salir para devolver las papitas verdes… 😉
Digamos que puedo ejercer el derecho de quedarme en mi casita…
Hija menor la tiene clara.
A mi me pasa, cuando pasan esas cosas, que voy, reclamo, me lo cambian o reponen la plata, y me queda esa sensación de que no pasa nada, nadie va a cuidar más para que la próxima vez no esté verde o lo que sea… como si fuera un «callate la boca» y nada importa, todo está bien, total si está feo te lo cambio y listo, de que te quejás?
un beso
Coincido 😦
Besos
Llamar al 0800 de la empresa en cuestión para reclamar, que lo vengan a buscar a tu casa, que te traigan uno en buen estado y algo «de regalo» por las molestias ocasionadas es un viaje de ida. Empecé por un pañal que se despegó la tira y reclamé montones de veces.
Sencillamente brillante. No se me había ocurrido.
Ya es tarde para las papas verdes, que pasaron a ser propiedad de Níttida, pero para la próxima… ¡ya van a ver!
Leyendo a Irene me hizo acordar…hace un tiempito, mi madre creyó (constató? verificó? no sé que hizo) que el rollo de papel higienico que decía «doble hoja» no era tal… y de enojada que estaba midió a ver si traía los 64 metros que decía. No sé si este numero le coincidió.
Entonces le escribió una carta a la fabrica, (una marca conocida) quejándose. A los 20 dias recibió en su casa una bolsa con 12 rollos de papel doble hoja.!!!
Lo gracioso es que horas después que mandó la carta, le demostramos que el rollo en cuestión si tenía las dos hojas prometidas, y que su carta era una acusación falsa. Igual se puso contenta cuando recibio el paquete.
Capaz hay que quejarse nomás!
un beso
¿Así que también funciona con acusaciones falsas? Mmmm… 😉
Alicia, hija menor está acertada.
«No se queje sino se queja», las cosas parecen funcionar así.
Besos!
Me traes algo a la memoria.
Recuerdo año pasado compré una agenda, y cuando andábamos por mayo descubrí que faltaban hojas del mes de junio. Fui al negocio y le expliqué, lógicamente la había comprado en enero y no tenía el ticket.
Primero los empleados con cara de «acá no pudo ser», luego, me dieron otra sin chistar, se ve que ya habrían recibido quejas.
Te imaginás que soy un desbole total, así que con agenda sin días, de locos!
Besos para vos!
Nunca me ocurriò revisar una agenda para ver si no le faltan días…
Besos
Ahora… sinceramente, te hubieras ocupado de reclamar por las papas en mal estado?
Besos!
Si solo era llamar, ¿por qué no?
Besos
Tu hija es genial Sencillamente, genial.
Besos
Gracias, es mi hija 🙂