Estoy muy deprimida porque acabo de recordar que debo ser la única de mi generación que no tiene la foto de su primer día de vida. Por haber nacido un 30 de diciembre, fui discriminada por el fotógrafo del sanatorio que ni siquiera apareció para inmortalizar el gran momento.
No solo eso. Cuando el 31, mi papá fue al Registro Civil para anotarme, los empleados en lugar de estar esperando registrar mi nacimiento, ¡estaban brindando! Casi lo echan…
Estoy segura que eso debe haber dejado en mi psique una huella temprana altamente traumática.
Es por eso que soy como soy.